AÑO: 2012
DIRECTOR: Kanzo Matsuura.
INT.: Asami, Asako Murase.
GÉNERO: Acción/Terror.
Viendo esta película no puedo evitar recordar las últimas películas de acción que realizaron Cynthia Khan y Yukari Oshima, a menudo en coproducción con Filipinas, allá a finales de la década de los 90. A nivel formal aquellas películas eran puro detritus cinematográfico: el argumento no tenía pies ni cabeza, los personajes entraban y salían de la historia porque sí y normalmente la mitad de las mismas era puro relleno para alargar metraje. Lo mismo sucede en esta película, todo es puro relleno, la expresión máxima del cine de mínimo presupuesto, filmada en cuatro escenarios con menos luz que en las catacumbas de Rasputín. Pero, y como sucedía en los viejos tiempos, ver a Asami en acción compensa con creces por todo lo demás. Asami pelea al estilo hongkonés, con furia desatada, coreografías en las que incluso emula al desaparecido en las pantallas Tony Jaa, pura energía. Así que me da lo mismo la historia del cara de pizza, el Dr. Vamp, reanimando zombies karatekas, o las extensas escenas de tortura y tentáculos. Es una gozada ver a Asami en acción, dándolo todo. Y sin necesidad de quitarse la ropa, oye.
Lo mejor: Tres o cuatro secuencias de pelea al estilo femme fatale. Que se lleven ya a Asami a Hong Kong, diablos.
Lo peor: Diez minutos de tortura son pocos para una peli de la factoría Zen, pero demasiados cuando lo que quieres ver es kung fu.
Score: 6/10
Made in China 
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